Saturday, June 28, 2008

Se suicida legendario piloto anticastrista - 06/28/2008

Se suicida legendario piloto anticastrista - 06/28/2008 - El Nuevo Herald
Se suicida legendario piloto anticastrista
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
DIAZ LANZ
Cortesía LATIN AMERICAN STUDIES
DIAZ LANZ
El primer jefe de la fuerza aerea revolucionaria Pedro Luis Díaz Lanz

>El legendario piloto que garantizó los mayores abastecimientos de armas para los rebeldes de Fidel Castro, fue jefe de la Fuerza Aérea Revolucionaria en enero de 1959 y se convirtió en el primer desertor de alto rango que alertó sobre el rumbo comunista de Fidel Castro, se quitó la vida de un balazo en el pecho.

Pedro Luis Díaz Lanz se suicidó la noche del jueves en Miami en circunstancias aún no esclarecidas. Murió de 81 años, pobre y decepcionado, golpeado por transtornos emocionales que habían afectado seriamente su salud en los últimos años.

La noticia de su fallecimiento circuló desde las primeras horas del viernes en los principales espacios radiales y televisivos de Miami.

"Fue un patriota, un hombre que tuvo la dignidad de darlo todo por la libertad de Cuba'', dijo su hermano Eduardo Díaz Lanz a la radio local.

Según su testimonio, Díaz Lanz le había anunciado meses atrás que "no iba a caer en el vacío'' y que antes prefería quitarse la vida.

Vivía angustiado con la suerte de Cuba. Se sentía pesimista y comentaba que "los cubanos nunca verán su patria libre si no se llenan de dignidad''.

Con la muerte de Díaz Lanz desaparece un protagonista insustituible de la historia cubana contemporánea y una figura mítica del prolongado enfrentamiento de la comunidad exiliada con el régimen castrista.

"Fue un hombre de ideales firmes que contribuyó decisivamente a una revolución que considerábamos reivindicatoria de los derechos del cubano y por eso cayó entre las primeras víctimas de la traición de Fidel Castro'', comentó anoche el ex comandante Huber Matos, quien abandonó las filas revolucionarias tras los pasos de Díaz Lanz y cumplió 20 años de cárcel bajo acusaciones de traición.

Nacido en La Habana el 8 de noviembre de 1926, en el seno de una familia de tradición independentista y patriótica, su abuelo combatió en las filas mambisas frente a las fuerzas colonialistas españolas y su padre fue un alto oficial del ejército constitucional cubano hasta 1930. Díaz Lanz se vanagloriaba también de ser biznieto de una hermana de José Martí (1853-1895), prócer de la independencia de la isla.

Se graduó de bachillerato en 1944 y cursó estudios como mecánico de aviación. En 1946, con apenas 20 años, comenzó a pilotear aviones y llegó pronto a fungir como copiloto para la firma Aerovías Q, que transportaba pasajeros y carga entre La Habana y Miami.

Inconforme con la situación política del país tras el golpe militar de Fulgencio Batista, Díaz Lanz conoció a Frank País, líder de la resistencia urbana en Santiago de Cuba, y poco después entró en contacto directo con Fidel Castro, quien lo designó para la estratégica misión de introducir armas clandestinamente desde el extranjero, usando la cobertura de piloto comercial.

El primer cargamento con destino a las fuerzas rebeldes fue llevado desde Punta Arenas, Costa Rica, hasta un cacerío en plena Sierra Maestra el 20 de marzo de 1958. Piloteando un avión de carga donde viajó Huber Matos, la expedición concluyó exitosamente con la entrega de cinco toneladas de armas y municiones a los insurgentes.

"Lo conocí días antes del viaje y desde el primer momento reconocí que se trataba de una persona con una determinación, una seguridad y una valentía fuera de toda duda'', recordó Matos.

Díaz Lanz llevó también abastecimientos bélicos a los combatientes revolucionarios volando desde Venezuela. Se calcula que el 70 por ciento de las armas que fueron entregadas a los frentes del Ejército Rebelde en la última etapa de la guerra fueron facilitadas por sus operaciones aéreas.

El triunfo de Fidel Castro lo sorprende en los preparativos de un envío aéreo desde territorio costarricense y viaja de inmediato a Santiago de Cuba para encontrarse con las fuerzas rebeldes.

Nombrado ese mismo día como jefe de las Fuerza Aérea Revolucionaria, Díaz Lanz viajó a Camagüey para convencer a los pilotos militares del régimen anterior de que serían respetados por el gobierno revolucionario. En esa oportunidad, Castro les prometió que podrían permanecer en las fuerzas armadas y que cualquier acción anterior sería considerada en cumplimiento de órdenes recibidas.

"Los pilotos lo creyeron y muchos de ellos volaron conmigo a [el campamento militar de] Columbia [en La Habana]'', recordaría Díaz Lanz en un testimonio de 1988. "¿Quien les iba a decir que pocos meses más tarde serían arrestados y juzgados por orden del jefe del Estado Mayor conjunto, Raúl Castro, y condenados --haciendo caso omiso de un previo proceso absolutorio-- por el propio Fidel?".

El caso de los pilotos marcó el desencanto de Díaz Lanz con el proceso revolucionario que había ayudado a triunfar.

Fidel Castro anuló un primer proceso a los pilotos, inconforme con el veredicto judicial que los consideró inocentes, y procedió a ordenar un nuevo encausamiento. Las condenas se elevaron entonces hasta 30 años de cárcel, pero muchos testigos dicen que fue la intervención de Díaz Lanz en el tribunal la que permitió salvarles la vida.

Opuesto a la influencia de los comunistas en las principales posiciones del gobierno, Díaz Lanz fue removido de su puesto y abandonó Cuba el 29 de junio de 1959, a bordo de un barco de vela. Luego de varios días a la deriva, llegó a Miami el 4 de julio y testificó ante el Congreso sobre las intenciones de Fidel Castro de convertir a Cuba en un país comunista bajo la influencia soviética.

Pero la temeridad de Díaz Lanz se pondría a prueba el 21 de octubre de 1959, cuando sobrevoló La Habana en una avioneta para lanzar miles de volantes donde denunciaba el camino marxista de la revolución. El vuelo fue rasante por encima de la ciudad, lo que provocó una balacera indiscriminada desde los campamentos militares, edificios y calles por parte de miembros del Ejército Rebelde.

Al día siguiente, Castro lo acusó de bombardear La Habana y vinculó la acción con el caso de Matos, quien había sido ya detenido en la provincia de Camagüey bajo acusaciones de sedición. En una concentración convocada poco después por el gobernante cubano frente al Palacio de la Revolución, una multitud enardecida pidió "paredón'' para Matos y Díaz Lanz.

Matos niega que entre ambos existieran vínculos conspirativos, aunque Díaz Lanz lo había alertado de una conversación privada a bordo de un avión, en la que Castro comentó que "vamos a tener problemas con Huber'' en referencia a sus declaraciones anticomunistas.

En el exilio, Díaz Lanz fundó en 1959 la Cruzada Constitucional Cubana, junto a Frank Sturgis, y se alistó en las misiones organizadas por la CIA para realizar acciones de infiltración en la isla.

Figuró también entre los integrantes de la llamada Operación 40, un grupo de prominentes activistas anticastristas que debían acompañar la expedición de Bahía de Cochinos en abril de 1961.

Díaz Lanz participó activamente en numerosas operaciones marítimas para introducir armamentos en Cuba durante la década de los 60.

El gobierno cubano lo consideró siempre como un enemigo peligroso y llegó incluso a difundir versiones de su supuesta participación en el asesinato del presidente John F. Kennedy en 1963.

"Quedará en la historia como un visionario'', manifestó el activista anticastrista José Hilario Pujol, amigo personal de Díaz Lanz. "Fue el primero que desde dentro del proceso se dio cuenta de lo que traería Fidel Castro para Cuba, y fue el que más sacrificó por sus ideales''.

En el exilio, Díaz Lanz realizó diferentes trabajos para sobrevivir, entre ellos el de techero. Su situación económica era precaria y en los últimos años hasta llegó a dormir en su propio automóvil, carente de los recursos para costearse una vivienda.

Pero muchos amigos dicen que costaba trabajo hacerle aceptar cualquier ayuda monetaria para su subsistencia. Había abrazado con fervor la fe religiosa.

"Creímos en una Cuba sin vencedores ni vencidos, sin más odios ni rencores, con todos y para todos. Creímos en el respeto al derecho ajeno, en la libertad y la justicia. Sueño bello era aquel que tantos abrazaron y por el cual muchos dieron la vida. Pero la noche de las ambiciones se extendió sobre nuestra bella isla'', escribió años atrás en un artículo publicado en El Nuevo Herald.

Le sobreviven sus hermanos Eduardo, Marcos y Carlos, y su hija Tania, en Miami. Su hermana Esther María fue asesinada en Miami Beach en 1986.

Al cierre de esta edición se desconocían los detalles de su funeral.